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Artículo en Construcción de la Academia Shirizu
El usuario Any-m3 está trabajando actualmente en la elaboración de este artículo. Por Favor,si vez ésta plantilla en un artículo,no lo edites,pues el Artículo es Parte de la misión de un Estudiante de la Academia Shirizu.
Color Misterioso
Color Misterioso
Tú eres esa flor del infierno

(神秘的な色, Shinpi-tekina iro)

Información
Saga Gaiden: Insania Argenti
Personajes
Miyu Inoue

Ichiru Abukara

Color Misterioso es el capítulo dos del Gaiden: Insania Argenti que cuenta la vida de Miyu Inoue

”Una flor se agita fuertemente...”

Ya ha pasado al menos un mes desde el incidente en el Distrito. Un chico de la aldea más cercana había descubierto los cuerpos sin vida de sus compañeros enviados a formar la alianza que se tenía pensado, sería un cambio revolucionario para ambas razas.

Una tropa de reconocimiento fue enviada a la zona, donde confirmaron no sólo que los culpables eran los Oni, sino también que el Distrito Inoue había desaparecido sin dejar rastro alguno esa misma noche.

Se generó gran conmoción al respecto a los alrededores, incluso algunos iban en busca de las supuestas riquezas de los demonios, pero nada, era como si nunca antes hubieran sido tocadas esas tierras.

Los rumores seguían esparciéndose sobre al pueblo tragado por la tierra y devuelto al infierno.

-¿Un pueblo endemoniado, dices?- Contestó un castaño entrando al establecimiento y tomando asiento en compañía de su amigo. –Bah, deja de pensar en esas historias, “demonios”, pff.-

-La región más allá del sur es un misterio que no conocemos… ¿Podrías fingir algo de interés?- Pidió el joven. –Vale, vale.- Dijo el otro dándole palmadas de apoyo mientras a escasos metros de ellos la sombra que lo escuchaba todo se ponía de pie y caminaba a la salida.

-¡Hey, tú!- Gritó el hombre señalando a la chica que se cubría con una capa gris. -¡Paga por lo que has comido, pequeña ladrona!- Las personas del establecimiento volteaban a ver la escena.

-Tsk…- Gruñó molesto al verla continuar como si nada. -¡Estúpida! ¿¡No escuchas que te estoy hablando!?- De manera precipitada lanzó la sartén que tenía en las manos en dirección a la muchacha, la cual con el mínimo esfuerzo lo detuvo con dos de sus dedos.

La gente alrededor miraba perpleja los reflejos de la mujer. –Por favor.- Habló un joven poniéndose de pie entre ambos. –Perdone a la chica, yo me hago responsable por sus gastos.-

-S-si…- Accedió el hombre sorprendido mientras ella mantenía la vista fija en esa persona, quien al notarla sonrió dulcemente.

-¡Espera!- Repitió nuevamente el castaño siguiendo muy por detrás a la oji azul. -¿Qué es lo que quieres?- Entonó molesta dándose la media vuelta.

-M-mi nombre es Abukara, Ichiru Abukara- El chico tenía las manos sobre sus rodillas. -¿Cuál es el tuyo?-

-Hmph- La chica lo vio arrogante. -¿Por qué debería decírtelo?-

-Bueno, porque pagué tu deuda.- Contestó el oji canela. –Nadie te pidió que lo hicieras.-

–Lo sé, pero lo hice.-Dijo enderezándose. - Vamos, ¿acaso no te enseñaron la ley de los estados equivalentes?- Continuó. –Te di mi nombre, debes darme el tuyo.-

-Miyu.- Contestó resignada por la lógica de su frase. -Así es como me llamaron.-

El joven suspiró por la frialdad en sus palabras. –Bueno, Yu-chan.- Mencionó extendiendo su brazo frente a ella. –Espero vernos pronto y que puedas pagar la deuda que tienes conmigo.-

La azabache lo vio consternada. -¿Eh? ¿Acaso el almuerzo no lo pagué yo?- Dijo entre risas antes de darse la media vuelta con las manos en los bolsillos. –Cuídate, Yu-chan.- Haciendo un ademán de despedida con la mano, desapareció entre las personas junto al sol.

(Ichiru Abukara…)Repitió el nombre en su mente mientras el viento dejaba al descubierto su cabeza. –Ja, quién diría que existían personas interesantes.- Se dijo a sí misma cubriendo la mitad de su rostro con la mano derecha.

Inoue giró con el viento al horizonte y extendió su mano izquierda frente a ella. La luna pálida agonizaba allá arriba cubriendo a su hija con lágrimas de plata ardiente. Sus ojos…. Llorando la sangre de la dama, eran una ventana al vacío que lo veía todo; una llave a la verdad oculta tras la verdad. La mano del pecado abría las puertas del infierno.

-¿De qué color se teñirá la tierra en esta ocasión, madre?- La cicatriz en su mano emitió una luz efímera desde dentro.

Las horas pasaron y Miyu dio un último paseo por los alrededores del pueblo. Su huella había quedado demasiado marcada en ese lugar, lo cual aseguraba la destrucción inminente.

-Es extraño encontrarse con alguien como tú.- Se escuchó decir una sombra recargada en un árbol cercano. -Alguien que está muerto.- Continuó saliendo a la luz de la luna y revelando un cabello y mirada familiar.

-Abukara... eres esa persona de antes.- Pronunció la mujer con los brazos cruzados. -Sabía que había algo inusual en ti.- Él la observó fijamente por un par de segundos; ambas miradas peleaban en seriedad, el brillo en sus ojos eran lo único visible.

-Dime, Yu-chan; ¿Qué has venido a hacer a este pueblo? ¿No tuviste suficiente con la masacre a tu mano? Es muy extraño... que todo ese clan haya desaparecido en una sola noche, especialmente porque muchos han tratado de hacerlo sin éxito. Lo más coherente sería que alguien dentro del mismo lo haya hecho.-

-Eres un humano demasiado estúpido; arriesgarte con aquella que pudo hacer lo que tu insignificante Clan intentó por generaciones.- Comenzó a hablar en tono grave. -Es divertido, ¡es divertido, en verdad! ¡Los humanos son tan divertidos!.. Es una lástima que tenga que terminar con una existencia tan molesta como la tuya.- El viento en el rostro del muchacho indicaba el inicio de la batalla. -Abukara...- Susurró en su oído mientras aparecía a sus espaldas.

El filo de mil dagas podía sentirse sobre su piel. El reflejo del cielo azul en plena noche podía leerse con facilidad sobre ellas.  Este, rodeado completamente y con la evidente concentración, lanzó un grito al bosque con su arma en mano; una espada lo suficientemente filosa como para competir con las miles de hojas.

-Jo... así que esa es la famosa espada que exterminó a uno de los míos.- Dijo apareciendo justo frente a él. -La vieja e insignificante historia que había escuchado cuando niña sobre un viejo que eliminó de un golpe al corazón al guardían de la puerta para obtener su sangre y salvar de una epidemia a su gente.- Prosiguió. -La misma gente que fue destruída cuando todo mundo creía haber superado a la verdad.-

-No me importa cómo intentes debilitarme, mucho menos tus historias de antaño; si esta espada pudo con uno, podrá con otro.-  Sentenció lanzando un ataque furtivo hacia la mujer que con su dedo detuvo el filo en un hilo de sangre. La misma codiciada por otros para la inmortalidad, aquella que suponía la cura para toda enfermedad que aquejara a los cuerpos mortales. -¡Una sangre putrefacta, maldita, sin duda conlleva una sentencia mucho peor que la muerte!-

El brillo de la trayectoria que siguió el arma resplandecía sobre la cabeza de la azabache que en un paso puso su mano sobre el pecho del hombre. -"Insania".- Un misterioso hilo plateado salió de su mano y abrió el pecho del castaño transformándose en una espada.

El movimiento final siguió el compas en las manos de la muchacha que formaron un triángulo con sus dedos al mismo tiempo que la katana del muchacho se levantaba en su contra. -Cortaré tus entrañas con el arma de tus abuelos; deberías estar agradecido.- El arma no tardía penetró sin salir por la espalda hasta desaparecer dentro de su cuerpo.

Curiosidades
[]

  • Se hacen interesantes revelaciones en este capítulo: 
  1. La sangre del clan es codiciada al ser el medicamento por excelencia. 
  2. El Clan Abukara tenía batallas continuas con los Inoue en tiempos de antaño.
  • Se puede deducir que Miyu no necesita hacer sellos para llevar a cabo un jutsu.
  • Miyu pronuncia la palabra "Insania", no se sabe si es un comentario al aire o el nombre de una técnica.
  • El título del apartado se debe al "Color en el que se teñirá la tierra"; que puede interpretarse como una premonición de guerra o tragedia.