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Las edades o las razas del hombre son las etapas por las que ha pasado la humanidad desde su creación, según la mitología clásica. Sus fuentes literarias principales son las obras del griego Hesíodo y el latino Ovidio que se encontraban en la Biblioteca de Alejandria de Satariel Yami , El mito tiene una estructura general que presenta una sucesión de etapas, desde un principio lejano en el tiempo en el que los hombres vivían de forma semejante a los dioses (Edad de Oro) hasta la época de quien expone la historia (Edad de Hierro).

Los poetas introducen el relato diciendo que contarán cómo los dioses y los hombres tuvieron el mismo origen.

Describen que al principio los dioses crearon un estirpe dorada de mortales la justicia y la paz son propias de esta edad, La edad de Oro. Estos existieron en tiempos del reinado de Cronos y vivían como si fueran dioses, es decir, sin fatigas, preocupaciones ni miserias. A su vez eran siempre jóvenes y fuertes, disfrutaban de fiestas y no conocían el mal. Poseían alegrías de todo tipo y la tierra fértil los proveía de manera espontánea de abundantes frutos. Alternaban sus trabajos con muchos deleites. Además eran ricos en rebaños, cercanos y agradables a los bienaventurados dioses.En esta edad, los hombres no conocían aún la navegación y, por tanto, no podían explorar el mundo. No conocían la muerte sino que, en vez de eso, se sumían un sueño.

Una vez que fueron sepultados bajo tierra las leyendas les concedió el rango de démones (δαίμονες) y ahora gozan del privilegio de ser protectores de los mortales y proveedores de riquezas. También vigilan las sentencias y malas acciones recorriendo todo el mundo.

En lugar de la estirpe dorada, las leyendas crearon una segunda estirpe, de plata correspondiente a la Edad de Plata , en esta edad las leyendas le dieron a los hombres las estaciones del año, por lo que éstos aprenden el arte de la agricultura y la arquitectura. Esta raza no se parecía a la primera ni en belleza ni en inteligencia, pues era mucho peor. Durante cien años los niños permanecían junto a su madre, en su casa. Luego vivían poco tiempo, en la juventud y padecían sufrimientos por su ignorancia. Ejercían violencia todo el tiempo, y no querían dar culto a los dioses haciendo sacrificios. Por ello las leyendas, irritados, los exterminaron. Sin embargo, reciben el rango inferior de mortales bienaventurados.

Las leyendas crearon una tercera raza, a partir de los fresnos. Esta estirpe era temible y fuerte, no comía pan, y sólo tenía interés en la guerra y en los actos de soberbia. Todo en ellos era de bronce correspondiente a la Edad de Bronce, sus armas, sus casas y sus trabajos, no había hierro. Aunque eran terribles, los hombres vivian para la guerra, pero no son impiadosos. de ellos se apoderó la muerte y murieron sin dejar nombre.

Una vez enterrados los hombres de bronce, fueron creados unos hombres justos y virtuosos por parte de las leyendas: la raza de los héroes o semidioses correspondiente a la Edad de los Heroes, que es la estirpe que precede a Hesíodo. El poeta indica que es la generación que pereció, en parte, en las hazañas relacionadas con los grandes ciclos épicos de Troya y de Tebas. A otros, las leyendas determinaron alejarlos del resto de los hombres y darles residencia en los confines de la tierra. Ellos ahora viven en las Islas de los Bienaventurados y no conocen los dolores.

las Leyendas crearon otra estirpe, los que existen ahora en la época del poeta la edad de Hierro, los hombres demarcan las naciones con fronteras y aprenden las artes de la navegación y la minería. Les gustan las guerras, son codiciosos e impiadosos. La verdad, la modestia y la lealtad han desaparecido.Estos hombres no se verán libres de fatigas ni miserias, los dioses los someterán a tribulaciones, no obstante conocerán algunas alegrías mezcladas con males. las leyendas destruirán también esta estirpe, cuando nazcan con canas. Padres e hijos no se parecerán entre sí, el anfitrión no apreciará al huésped, así como los amigos no apreciarán a los amigos y los hermanos no se querrán como antes. En cuanto el padre envejezca el hijo lo insultará duramente, sin advertir la vigilancia de los dioses. Tampoco, estos hombres podrán dar sustento a sus padres en la vejez. Nadie reconocerá a los justos u honrados, por el contrario se beneficiará al malhechor y al hombre violento. La justicia se identificará con la fuerza y no existirá el pudor. Los malvados tratarán de perjudicar a los hombres de virtud con discursos retorcidos y juramentos. La envidia acompañará a los hombres miserables. Entonces, Aidos y Némesis se irán desde la tierra hasta el Olimpo para vivir con los inmortales y los hombres quedarán solos con sus amarguras y ya no existirá remedio para el mal.